"Él nos amó primero, y entregó a su propio Hijo a la muerte y muerte de Cruz, por amor a su Pueblo", comenzó diciendo el Padre Máximo en su homilía dominical. "Jesús nos dice que Su Amor es el mismo Amor que proviene del Padre, y si cumplimos sus mandamientos permaneceremos en su Amor como Él permanece en el Amor del Padre." Retomando el mensaje de la Segunda Lectura de la 1º Carta de San Juan: "...el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor", señaló que "muchas veces decimos amar a Dios porque elevamos nuestras oraciones, acciones de gracias y peticiones al Padre, pero si esto no se traduce en acciones concretas hacia el prójimo, no amamos a Dios, porque cada uno de nuestros hermanos es un Cristo al que debemos amar".
Más adelante se refirió a que "dar la vida por los demás como Jesús la dió, no es necesario tomarlo literalmente, sino que `dar la vida´ por los hermanos es "gastarla" en el servicio puesto de manifiesto en la ayuda concreta. Finalizó resaltando "lo distinto que sería el mundo" si todos cumpliéramos el mandamiento que ya existe en el Antiguo Testamento "Amad al prójimo como a ti mismo", y que Jesús lo renueva en el mandato que da a sus discípulos "Ámense los unos a los otros como Yo los he amado". "Esto nos estimula a permanecer en su Amor para que nuestro gozo sea perfecto".
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