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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

martes, 26 de julio de 2011

Día de los abuelos

Hoy, 26 de julio, la Iglesia Católica celebra la memoria de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús. Por ello la Conferencia Episcopal Argentina, a través del Área de Adultos Mayores del Secretariado Nacional de la Familia, propone que, año a año se vaya imponiendo la costumbre de celebrar y homenajear en este día a los abuelos y abuelas.

Los obispos argentinos, en su exhortación con motivo del “Año Internacional de las Personas de edad” de 1998, expresaron: “El lugar de las personas mayores está en el seno de su propia familia, allí merecen una atención privilegiada por deber de gratitud y veneración”.

El arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, en su homilía del domingo 26 de julio de 2009 decía: “En el ritual del matrimonio se retoma una bendición de la Biblia y se les dice a los esposos: “Que sean padres fecundos y de reconocida virtud, y puedan ver a los hijos de sus hijos”. El ver a los “hijos de sus hijos” forma parte de ese horizonte de plenitud que tiene la vida del hombre. En sus nietos, los abuelos ven la prolongación de la vida que ellos han engendrado. Hay una continuidad que marca el sentido espiritual de la condición humana. Esto tiene mucho que ver, además, con el sentido de la historia y la trasmisión de valores que son propios de la cultura del hombre y la sociedad. Hay un pasado que se hace presencia en la persona de los abuelos. La solidez de la raíz es garantía para el futuro de los hijos; su compañía es, por ello, una riqueza”.

Oración por los abuelos
Señor Jesús, tú naciste de la Virgen María, hija de San Joaquín y Santa Ana.
Mira con amor a los abuelos de todo el mundo. ¡Protégelos! Son una fuente de enriquecimiento para las familias, para la Iglesia y para toda la sociedad.
¡Sosténlos! Que cuando envejezcan sigan siendo para sus familias pilares fuertes de la fe evangélica, custodios de los nobles ideales, hogareños, tesoros vivos de sólidas tradiciones religiosas.
Haz que sean maestros de sabiduría y valentía, que transmitan a las generaciones futuras los frutos de su madura experiencia humana y espiritual.
Señor Jesús, ayuda a las familias y a la sociedad a valorar la presencia y el papel de los abuelos. Que jamás sean ignorados o excluidos, sino que siempre encuentren respeto y amor.
Ayúdales a vivir serenamente y a sentirse acogidos durante todos los años de vida que les concedas. Amén.
(Benedicto XVI).+

Extraído de AICA on line.

domingo, 24 de julio de 2011

Domingo 17º Durante el año

Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo" (Mt 13, 44-45).

Salomón le pidió a Dios el don de la sabiduría (Primera Lectura: 1Rey 3, 5.7-12). La prefería a todas las riquezas de este mundo. Pero la sabiduría no equivalía a erudición ni a un fácil truco para tener a mano algunas fórmulas en el momento de un examen. La sabiduría era el arte de saber conducirse en la vida por el camino recto. La sabiduría equivalía a la justicia.

LA JERARQUÍA DE VALORES

También el evangelio que hoy se proclama (Mt 13, 44-52) contiene una sencilla y hermosa lección sobre la verdadera sabiduría. Jesús la expresa bajo la forma de tres parábolas inspiradas en la vida ordinaria de las gentes de su alrededor: agricultores de Galilea, mercaderes de Cafarnaúm y pescadores del lago de Genesaret.

  • Un hombre encuentra un tesoro en el campo y lo esconde de nuevo. Vende todo lo que tiene y, lleno de alegría, se apresura a comprar aquel campo.
  • Un comerciante en perlas finas, encuentra una de gran valor. También éste vende todo lo que tiene y la compra.
  • Unos pescadores arrojan la red en el mar y recogen toda clase de peces. Llegados a la costa se sientan y hacen la selección entre los buenos y los malos peces.

Las tres parábolas coinciden en una enseñanza. Es preciso estar preparados para hacer las opciones justas en la vida. En eso consiste la verdadera sabiduría. Hay que establecer una jerarquía de bienes y de valores. Y aprender a prescindir de lo que vale menos para conseguir lo que vale más. Aunque parezca costosa, esa decisión comporta una gran alegría.

LAS VERDADERAS OPCIONES

“El reino de los cielos se parece…” El mensaje de las parábolas quedaría incompleto si se olvidara esa breve introducción que las encabeza. Jesús no es un moralista. Es un profeta. No vende fáciles recetas para aumentar la autoestima personal. Revela el rostro, la presencia y las expectativas de Dios con relación a la humanidad. Es decir, el Reino de Dios.
“El reino de los cielos se parece a un tesoro”. El Reino de Dios está escondido a los ojos de muchos. Pero existe y es real. Sale a nuestro encuentro cuando menos lo sospechamos. Y exige de nosotros la disponibilidad para entregar todo lo que hacemos y tenemos. La parábola nos sugiere la valía de la fe.
“El reino de los cielos se parece a un comerciante”. El Reino de Dios puede estar expuesto a la luz pública. Pero sólo quien anda buscándolo, lo encuentra. Hace falta tener sed para encontrar la fuente que mana y corre. Hace falta la capacidad para conocer el valor que encontramos para arriesgarlo todo. La parábola nos habla de la aventura de la esperanza.
“El reino de los cielos se parece a la red”. El Reino de Dios es inabarcable como el mar. Requiere de nosotros arrojo y valentía, pero también la preparación y los instrumentos necesarios para captar su riqueza. Y el discernimiento necesario para apreciar el valor de las opciones. La parábola nos da la clave de la sabiduría que, sin duda, es el amor.

- Señor Jesús, tú eres El tesoro y la perla que nos salen al encuentro. Tú eres el modelo de las grandes virtudes del reino de tu Padre y nuestro Padre. Que tu Espíritu nos enseñe a realizar con alegría las opciones que nacen de la verdadera sabiduría. Amén.

Extraído de las reflexiones de José-Román Flecha Andrés
Universidad Pontificia de Salamanca

domingo, 17 de julio de 2011

Domingo 16º Durante el año


"Lo que en la siembra aparecía de un modo, se hallaría de otro en la floración; y lo que hoy semejaba cizaña, el día de mañana podría mudarse en trigo. Así, hereje hay hoy que mañana se muestra fiel; y al presente se ve pecador que se convertirá en justo. De ahí que el dueño remitiese ambas cosas a la recolección, es decir, hasta el juicio de su paciencia divina. Si no hubiese venido la paciencia de Dios sobre la cizaña, la Iglesia no poseería un san Mateo, convertido de publicano en evangelista, ni un san Pablo, de perseguidor hecho apóstol" (San Pedro Crisólogo, Sermón XCVII, citado en Evangelio Cotidiano. comentario y oración. 2011. San Pablo)

domingo, 10 de julio de 2011

Domingo 15º Durante el año

Este domingo Jesús nos trae la "parábola del sembrador",  el que esparce la semilla haciendo que caiga en todo y en todos, para que cada uno la haga germinar en su corazón.
Como dice don José Antonio Pagola en su reflexión: Para sembrar el Evangelio hemos de salir de nuestra seguridad y nuestros intereses. Evangelizar es “desplazarse”, buscar el encuentro con la gente, comunicarnos con el hombre y la mujer de hoy, no vivir encerrados en nuestro pequeño mundo eclesial.

Y agrega algo esencial...
A sembrar no se puede salir sin llevar con nosotros la semilla. Antes de pensar en anunciar el Evangelio a otros, lo hemos de acoger dentro de la Iglesia, en nuestras comunidades y nuestras vidas. Es un error sentirnos depositarios de la tradición cristiana con la única tarea de transmitirla a otros. Una Iglesia que no vive el Evangelio, no puede contagiarlo. Una comunidad donde no se respira el deseo de vivir tras los pasos de Jesús, no puede invitar a nadie a seguirlo.

Para finalizar, Pagola nos dice que hemos de aprender a sembrarlo con fe, con realismo y con verdad. Evangelizar no es transmitir una herencia, sino hacer posible el nacimiento de una fe que brote, no como “clonación” del pasado, sino como respuesta nueva al Evangelio escuchado desde las preguntas, los sufrimientos, los gozos y las esperanzas de nuestro tiempo. No es el momento de distraer a la gente con cualquier cosa. Es la hora de sembrar en los corazones lo esencial del Evangelio.

Extraído de http://somos.vicencianos.org/comentarios/2011/07/06/ciclo-a-15%C2%BA-domingo-de-tiempo-ordinario-reflexion-de-jose-antonio-pagola/

Nuevas obras

Después de casi un mes de inactividad en este sitio por razones personales de quienes administramos el mismo, reanudamos hoy el contacto con todos quienes lo visitan periódicamente y nos instan a continuar con esta obra.


A propósito de obras, en nuestra Capilla se ha comenzado la colocación del tan ansiado cielorraso, para lo cual se ha tenido que montar un gigantesco andamio móvil para que los operarios puedan trabajar con comodidad y seguridad a tan gran altura. Pedimos a María, Nuestra Madre de la Medalla Milagrosa, protección para los trabajadores y bendiciones para todos quienes con su aporte hacen posible seguir embelleciendo Su Casa.