Como puede apreciarse en la secuencia fotográfica, no hay asientos ni mesas, cuadernos ni libros. La instrucción es mayormente oral, a través de cuentos, diálogos, preguntas y respuestas, mientras comparten un mate cocido con pan o un alfajor... todo así, en una gran ronda donde verdaderamente se hace presente Jesús en medio de ellos, impartiendo sus enseñanzas y multiplicando los panes.
Testimonio: "Me siento tan bien cada vez que puedo hacer esto. Me siento útil y me da mucha alegría..." Una catequista de 17 años.
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