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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

sábado, 4 de julio de 2009

Reflexión para el Domingo 5 de Julio de 2009

Las causas de la incredulidad

Cuando Jesús dijo que un profeta es despreciado solamente en su tierra (“nadie es profeta en su tierra”), en realidad no estaba afirmando algo que sucediera siempre de esa manera, sino que tomó un refrán popular para que se dieran cuenta de lo que estaba sucediendo en ese momento: que lo despreciaban porque no eran capaces de descubrir las cosas grandes que a veces se presentan en medio de la sencillez de la vida y a través de las personas que uno se encuentra en el camino cotidiano. También en nuestras vidas, el Señor puede manifestarse en signos simples, tan sencillos que nos cuesta reconocer que vienen de Él. Agudicemos la sensibilidad del alma para mirar mejor las distintas formas con las que Dios se hace presente en nuestras vidas, sin pretender encasillarlo en nuestra pobre perspectiva. Algunas personas no crecen en la vida espiritual porque están esperando ocasiones extraordinarias o llamativas para entregarse a Dios, como si Él no se hiciera presente en lo sencillo y cotidiano. Decía san Francisco de Sales: “Las grandes ocasiones de servir a Dios se presentan raramente, pero las pequeñas son de cada día. Si haces las cosas cotidianas en nombre de Dios, todo estará bien. Sea que comas o duermas, te diviertas o trabajes, todo en unión con Dios está bien”.
P. Víctor M. Fernández - El Domingo. Ed. San Pablo

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