Jacobo (llamado Santiago el Mayor o Santiago el de Zebedeo († 44), para distinguir del otro apóstol llamado Jacobo, Santiago el de Alfeo o Santiago el Menor), apóstol de Jesús de Nazaret, nacido en Betsaida (Galilea) y muerto en Jerusalén, en el siglo I.
Hijo de Zebedeo y Salomé. Era el hermano mayor de Juan. Su maestro Jesús les puso el sobrenombre de «hermanos boanergués» («hijos del trueno»). Su nombre en hebreo es Jacob (יעקב), pero con el tiempo se ha ido deformando. En latín se le conoce como Sanctus Iacobus, que fue evolucionando a Yaco, Yague e Yago, otra variante del nombre. Al ser el grito de batalla de los cristianos durante la Reconquista, ¡Sant Yago!, ¡Sant Yago!, se popularizó como una sola palabra, pasando a ser su nombre por derecho propio.
Fue uno de los primeros que recibieron la llamada de Jesucristo, cuando estaba pescando en el lago de Genesaret junto a su hermano. Tuvo un papel especial en el desarrollo del milagro de la hija de Jairo (Marcos 5, 21-43) y fue uno de los discípulos más apreciados por Jesucristo, de tal manera que estuvo presente en dos de los momentos más importantes de su ministerio -la Transfiguración en el monte Tabor (Lucas, 9) y la oración en el Huerto de los Olivos- junto a Simón Pedro y a su hermano Juan.
Según la leyenda, tras el Pentecostés (hacia 33 d. C.), cuando los apóstoles son enviados a la predicación, Santiago habría cruzado el mar Mediterráneo y desembarcado para predicar el Evangelio en la Hispania (actuales España y Portugal). Según unos relatos, su prédica habría comenzado en la Gallaecia, a la que habría llegado tras pasar las Columnas de Hércules, bordeado la Bética y la deshabitada costa de Portugal; otras tradiciones afirman su llegada a Tarraco y su viaje por el valle del Ebro, hasta entroncar con la vía romana que recorría las estribaciones de la Cordillera Cantábrica y terminaba en la actual La Coruña. Esta tradición hace de Santiago el santo patrón protector de España.
Fuera de los Evangelios, sólo aparece nombrado en los Hechos de los Apóstoles (Hc 12, 2), cuando, tras una prédica, es martirizado en Jerusalén (es uno de los primeros mártires cristianos) hacia el año 44, degollado por orden de Herodes Agripa I, rey de Judea. Según estos relatos, cuando María ve cerca su muerte, recibe la visita de Jesucristo resucitado. Ella le pide estar rodeada por los apóstoles en el día de su muerte, pero todos ellos están dispersos por el mundo. Jesucristo le concede su deseo y permite que sea la misma María, por medio de aparición milagrosa, quien avise a sus discípulos. La aparición de María a Santiago se habría producido sobre un pilar en Caesaraugusta (actual Zaragoza), columna que se sigue venerando en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, en la capital aragonesa.
Santiago habría hecho el viaje de vuelta hasta Jerusalén para encontrar a la Virgen antes de su dormición, y habría sido muerto por Herodes Agripa en el martirio.
Foto: Altar Mayor con la imagen de Santiago Peregrino en la Catedral de Santiago de Compostela, bajo el que se encuentra la tumba del Apóstol.
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