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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

domingo, 15 de noviembre de 2009

Homilía del Domingo 15 de Noviembre

En la prédica del último domingo del Tiempo Ordinario 2009, el 33º durante el año, el P. Ricardo señaló justamente esto, ya que el próximo domingo finaliza el año litúrgico con la Fiesta de Cristo, Rey del Universo.
“El año litúrgico nos lleva a vivir el Evangelio, la vida de Jesús, y a prepararnos todos los día para la vida eterna.”
“Jesús no viene una vez, sino que se hace presente entre nosotros en toda la vida.”
Señaló la necesidad de mayor compromiso con el presente, no vivir con el pasado, “no olvidar, pero no quedarse en el pasado”, ni especular con el futuro “ya que sólo Dios Padre sabe, ni siquiera Jesús conoce el futuro”.
Lo que si es necesario, dijo, “es estar atento a los signos de los tiempos”, no porque los desastres climatológicos o la violencia vivida entre los hombres sean indicio del fin del mundo, “el Señor nos dice que nadie sabe el día ni la hora”, sino que “los tiempos cambian y cada cambio es una oportunidad nuestra de cambio, es decir, que Él se haga presente o que le demos nosotros un lugar para su presencia. Lo que el Señor quiere es que nos preparemos adecuadamente conforme a los tiempos que vivimos, porque quién sabe cuál es el último momento de cada uno.”
Más adelante se refirió al hecho que los niños, que el próximo domingo tomarán su Primera Comunión, reciben hoy el Santo Rosario, “con el compromiso de hacer presente la vida de Jesús mediante esta oración a la Virgen, porque el rezo del Rosario es la mejor manera de meditar la vida de Jesús”. También dijo que “podemos no saber o no leer la Biblia, pero el solo hecho de rezar el Santo Rosario tenemos una catequesis diaria, continua, donde conocemos y meditamos en nuestro corazón toda la vida de Jesús”.
Cerró su homilía pidiendo a Dios la Gracia de comprometernos de “hacerlo presente hoy, aquí y ahora; en cada momento, no esperando que otros tomen la iniciativa. Yo debo comprometerme a vivir la presencia del Señor, a estar siempre preparado para el momento del reencuentro hasta la vida eterna. Que así sea.”

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