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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

domingo, 1 de noviembre de 2009

Homilía de Fiesta de Todos los Santos

En la homilía correspondiente a la Fiesta de Todos los Santos, el P. Ricardo se refirió a todos aquellos “santos conocidos y no tan conocidos”. Es la celebración de todos aquellos que, a través de toda la historia, Dios ha querido darles la gracia de la vida para siempre.
La Iglesia a instituido este día para poder celebrar a todos los santos, ninguno en particular, porque, como dice el Libro del Apocalipsis, son una gran muchedumbre y no nos alcanzan los días del año para celebrarlos a todos, dijo.
También hizo referencia a “esta fiesta perversa y demoníaca de Halloween, que es la noche de la muerte, que niega la Resurrección; es totalmente lo contrario a lo que nosotros celebramos. Nosotros estamos reunidos aquí porque creemos en la Resurrección, en Jesús, el primer resucitado, y porque nosotros mismos esperamos la resurrección y la vida para siempre, no la muerte y la maldición”.
Más adelante recordó que “todos los bautizados estamos llamados a la santidad. Por eso en cada Misa, en comunión con toda la Iglesia universal, pedimos por todos: por la Iglesia Peregrina, que todavía camina aquí en la tierra; por la Iglesia Purgante, aquellos difuntos que no sabemos si ya gozan o no todavía de la Gloria de Dios, y la Iglesia Triunfal, la de todos los Santos, y ahí entramos en comunión con la Virgen, y toda la multitud de santos”.
También llamó a reflexionar sobre “la vida de los santos, personas humanas, simples y comunes, como cualquiera de nosotros, que han vivido conforme a las enseñanzas de Jesús y hoy gozan de su promesa: son felices porque tuvieron un corazón puro, fueron pacientes, sufrieron aflicciones, trabajaron por la paz y la justicia. Nosotros también estamos llamados a cumplir con estas virtudes y condiciones. Probablemente sabemos del cumplimiento de nuestros abuelos, amigos, vecinos que hoy, seguramente, gozan de la presencia de Dios. Así también nosotros podemos.”
“En definitiva, hoy queremos celebrar la hermosura, la misericordia, la paz, el bien, el orden. Pidamos a todos los santos conocidos y no tan conocidos para que nos ayuden a imitarlos y así poder también nosotros ser parte de esa multitud que goza de la Felicidad Eterna”, concluyó.

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