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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

viernes, 1 de enero de 2010

Homilía del 01 de enero

“¡Feliz Año Nuevo! Es lo que vamos a desearnos dentro de un rato. Queremos comenzarlo aquí contemplando el misterio de Jesús hecho hombre, hecho niño, pequeño, débil para hacernos a nosotros fuertes, grandes, capaces del Amor de Dios.”, comenzó diciendo el P. Ricardo en la homilía de la Santa Misa del día 31 de diciembre, correspondiente al 1º de enero, solemnidad de María, Madre de Dios.
“Queremos comenzar el Año Nuevo con la Fiesta de María como Madre de Dios, Misa de precepto, que muchas veces pasa desapercibida por todas las celebraciones del año que comienza, pero que nos ayuda a contemplar el misterio de la Virgen: una mujer oculta, sencilla, que «guardaba todas estas cosas en su corazón», como dice el Evangelio de hoy.”
En relación a esto último, el P. Ricardo indicó lo importante que es para cada uno de nosotros “guardar en el corazón la obra que Dios ha realizado durante todo este año, porque si hemos llegado hasta el día de hoy es por la Gracia y el Poder de Dios. Es el deber de todo cristiano guardar en el corazón la obra de Dios, y que seguramente son muchas cosas.”
Pero por otra parte recordó que “Dios escribe derecho sobre renglones torcidos” por el enorme amor que nos tiene, y que si hay cosas que no comprendemos -como también le sucedía a María-, es porque quiere lo mejor de y para nosotros. “Por eso es hoy un momento de reflexión, y cuando nos deseemos ¡feliz año nuevo!, que sea realmente de corazón el deseo de un año nuevo, de recomienzo, de guardar lo pasado en nuestro corazón y aprovechar esta capacidad que Dios nos ha regalado: la de empezar de nuevo, evaluando lo vivido para cambiar y mejorar. Se nos da la oportunidad de borrón y cuenta nueva. El 2009 queda atrás pero tenemos cantidad de días, de horas, de posibilidades, de pruebas y propuestas de Dios para un cambio.”
Finalizó reflexionando que “si Jesús vino, se encarnó, vivió y nos redimió fue a partir del “si” de la Virgen, de la maternidad de María que se animó hacer la voluntad de Dios. Que nosotros también estemos dispuestos a aceptarla ya que el Señor siempre nos quiere bien. Que María como Madre nos ayude a ser fieles a la voluntad del Padre en este nuevo año.”

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