
María es presentada aquí como la gran mediadora entre Jesús y los hombres. Ella hace que su Hijo adelante la hora de su manifestación como el Mesías, el Salvador del mundo.
El P. Máximo hace referencia que lo verdaderamente importante de este Evangelio es el hecho que la presencia de Jesús en las Bodas de Caná es como un preanuncio de la Boda de Cristo con su Iglesia en ese pacto que sellará con su Sangre.
En la Biblia, dijo, muchas veces se recurre a la imagen del matrimonio para significar el amor de Dios para con su esposa, el pueblo elegido. Aún cuando éste no corresponde al amor de Dios, Dios no se deja ganar. Deberíamos preguntarnos en qué medida nosotros correspondemos al inmenso Amor que Dios tiene por nosotros.
“Pidamos a María, nuestra Madre, que ella nos ayude a que podamos experimentar esa presencia, ese Amor de Dios en nuestra vida, y que como Ella sepamos corresponder con nuestra palabra, pero más con nuestra vida en el servicio a Dios, en el servicio a nuestros hermanos, en la construcción de este pueblo de Dios que es la Iglesia.”
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