
Señaló también la importancia que tiene que todos hagamos nuestro aporte como pastores que guían el rebaño, porque “entre todos construimos la Iglesia que Dios quiere”, y los fieles desde nuestra condición podemos y debemos orientar a los sacerdotes con un consejo o la corrección fraterna, y así ellos reorientar su conducción del pueblo que el Señor les ha encomendado.
Más adelante aconsejó a las familias a no tomar a la ligera y dar verdadera importancia a los niños o joven cuando manifiestan su intensión de servir a Cristo desde el sacerdocio o la vida religiosa.
Muchas veces nos preocupamos demasiado en encontrar la forma de “ganarnos” el sustento eligiendo la profesión más conveniente, y no prestamos tanta atención a la verdadera vocación, que debe estar signada por la decisión de cómo voy amar el resto de la vida, que puede ser a través de la consagración al matrimonio, a la vida religiosa o sacerdotal, y esas son elecciones de amor a las que nos llama el Señor. “Es importante dialogar en familia sobre lo que significan estos estilos de vida y ser también testimonio para que nuestros chicos y jóvenes vean y experimente lo que es amar, preocuparse y ocuparse del bien de una familia o de una comunidad.”
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