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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

domingo, 6 de junio de 2010

Homilía de Corpus Christi

Por celebrarse este domingo la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, hemos participado de la Fiesta Patronal de la Capilla Santísimo Sacramento, que se encuentra ubicada en el Barrio Joaquín Orué de nuestra ciudad, a pocas cuadras de la Capilla Virgen de la Medalla Milagrosa.
Allí el P. Javier, en su homilía, enfatizó la importancia que debemos darle a la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Él eligió los elementos sencillos y cotidianos de la mesa para quedarse entre nosotros.
Desde el mismo día que Jesús manifiesta que debemos comer su Cuerpo y beber su Sangre para tener Vida Eterna muchos discípulos lo abandonaron. “Hoy son miles de millones los católicos que quieren celebrar el Pan de Vida.”
“Hoy se nos invita también a apoyar nuestra cabeza en el pecho de Jesús, como lo hiciera el Discípulo Amado, para encontrar la esencia del amor que es su presencia en algo tan simple que se encuentra en todos los hogares: pan y vino. Aquí no hay una significación, una representación. Se usa el término transustanciación para indicar que las sustancias del pan y del vino cambian para ser el Cuerpo y la Sangre de Cristo vivo. Eso que causó rechazo, tal vez, en la gente de su época, hoy quizás también en muchos de nosotros cause rechazo. Tal vez cuando caminemos con el Santísimo vamos a ver gente que está en otra realidad, que es indiferente, y a ellos también tiene que llegar Jesús. Por eso, porque queremos manifestar nuestra fe salimos a las calles, acompañados por el mismo Dios, el mismo Cristo que sale a recorrer nuestro barrio. A Él le pediremos que bendiga cada casa, cada familia y así vamos ir viendo que su Palabra permanece fiel, que sigue estando Vivo y que quiere acercarse a nosotros para romper todo tipo de ataduras, esclavitudes del alma y del cuerpo. Este es el sentido de la fiesta de Corpus Christi. Es Jesús que sale al encuentro del hombre, que lo invita a seguir, que nos pregunta también, como le preguntó a los apóstoles, “¿y ustedes también se quieren ir o me quieren seguir?”. ¿Qué le podemos responder a Jesús? “La Eucaristía es mi Vida”. Y podrán decirnos que no somos dignos de comulgar. Es cierto, no somos dignos pero lo necesitamos, porque es la Vida y en Él tiene sentido todo.
Pidamos entonces al Señor que renueve nuestro compromiso, que renueve nuestra fe y que empecemos a imitarlo en nuestra vida y en nuestros actos. Que así sea.”

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