Con esta introducción catequística comenzó su homilía el P. Javier para referirse luego al sentido que Jesús quiere dar al presentarse como la Luz: con Él comienza un orden, una nueva vida, una nueva creación.
“En la primera Lectura escuchamos la profecía de Isaías que dice. «El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz». Hace referencia al pueblo de Israel, sometido a la esclavitud, donde han perdido todo, hasta la dignidad como nación, e Isaías les anuncia la Luz, algo que les da esperanzas, el Mesías.”

“Hoy también Jesús quiere hacer lo mismo con nosotros, quiere liberarnos, quiere transformarnos… quiere hacernos apóstoles. Pero para eso tenemos que escucharlo. Nosotros que tenemos la posibilidad de escuchar su Palabra todos los domingos, que estamos en mejores condiciones que los apóstoles a pesar del calor, no lo escuchamos, o no llega al corazón… y si su Palabra no llega al corazón entonces seguimos en las tinieblas.
Estamos igual que el pueblo de Israel cuando salió de Egipto: iban a la tierra que mana leche y miel, y se revelaban a Moisés porque querían el pan y la cebolla de Egipto. Nosotros también queremos volver a la esclavitud cuando decimos «esta Iglesia tan exigente», «esta Iglesia me impone cosas»… prefiero estar en el pecado, es mucho más cómodo…
Y Jesús vino a liberarme, vino a sanar, a dar luz, a dar sentido a mi vida. No tengamos miedo de buscar la Luz, no tengamos miedo de seguirlo. Todos tenemos esclavitudes pero a todas el Señor las puede vencer, las puede sanar. Dejemos que esa Palabra llegue, que esa Palabra entre a nuestro corazón y nos convierta, nos renueve, nos de vida, rompiendo con todo aquello que nos impide ser verdaderamente libres. Que así sea.”
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