Hoy, 26 de julio, la Iglesia Católica celebra la memoria de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús. Por ello la Conferencia Episcopal Argentina, a través del Área de Adultos Mayores del Secretariado Nacional de la Familia, propone que, año a año se vaya imponiendo la costumbre de celebrar y homenajear en este día a los abuelos y abuelas.
Los obispos argentinos, en su exhortación con motivo del “Año Internacional de las Personas de edad” de 1998, expresaron: “El lugar de las personas mayores está en el seno de su propia familia, allí merecen una atención privilegiada por deber de gratitud y veneración”.
El arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, en su homilía del domingo 26 de julio de 2009 decía: “En el ritual del matrimonio se retoma una bendición de la Biblia y se les dice a los esposos: “Que sean padres fecundos y de reconocida virtud, y puedan ver a los hijos de sus hijos”. El ver a los “hijos de sus hijos” forma parte de ese horizonte de plenitud que tiene la vida del hombre. En sus nietos, los abuelos ven la prolongación de la vida que ellos han engendrado. Hay una continuidad que marca el sentido espiritual de la condición humana. Esto tiene mucho que ver, además, con el sentido de la historia y la trasmisión de valores que son propios de la cultura del hombre y la sociedad. Hay un pasado que se hace presencia en la persona de los abuelos. La solidez de la raíz es garantía para el futuro de los hijos; su compañía es, por ello, una riqueza”.
Oración por los abuelos
Señor Jesús, tú naciste de la Virgen María, hija de San Joaquín y Santa Ana.
Mira con amor a los abuelos de todo el mundo. ¡Protégelos! Son una fuente de enriquecimiento para las familias, para la Iglesia y para toda la sociedad.
¡Sosténlos! Que cuando envejezcan sigan siendo para sus familias pilares fuertes de la fe evangélica, custodios de los nobles ideales, hogareños, tesoros vivos de sólidas tradiciones religiosas.
Haz que sean maestros de sabiduría y valentía, que transmitan a las generaciones futuras los frutos de su madura experiencia humana y espiritual.
Señor Jesús, ayuda a las familias y a la sociedad a valorar la presencia y el papel de los abuelos. Que jamás sean ignorados o excluidos, sino que siempre encuentren respeto y amor.
Ayúdales a vivir serenamente y a sentirse acogidos durante todos los años de vida que les concedas. Amén.
(Benedicto XVI).+
Extraído de AICA on line.