El Padre Máximo centró su prédica en la pregunta que el mismo Jesús hace a sus apóstoles en el capítulo 8 del Evangelio según san Marcos: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?".
Se internó profundamente en está pregunta tratando de que toda la asamblea pudiera, o al menos tratara, de responderle hoy al Señor.
"Este capítulo ocupa el centro del Evangelio de Marcos. Hay un antes y un después. Hasta aquí Jesús, después de cada milagro, ordenaba que no dijeran a nadie que Él era el Mesías, el Hijo de Dios, porque quería ser Él mismo el que revelara el verdadero rostro del Mesías: no un rey poderoso como el esperado por el pueblo de Israel, sino un Rey Sufriente, que iba a sufrir mucho, iba a ser rechazado por todos, tal como lo había profetizado Isaías, que escuchábamos en la primera lectura".
Ante la reacción de Pedro de tratar de proteger la figura de Jesús, el P. Máximo muestra cómo Jesús ubica a Pedro en su lugar: "Ve detrás de mi, satanás. Pedro en su buena voluntad intentaba separarlo del proyecto trazado por el Padre. Dios Padre había planeado que por medio del sufrimiento y su muerte en cruz nos liberara a nosotros de la esclavitud del pecado, y Pedro trata de separarlo de ese plan. Que hermoso es esto: "ve detrás de mi". Si queremos ser discípulos debemos ir detrás de Jesús. Quien quiera seguir a Jesús debe cargar su propia cruz y seguir Su camino. No hay cristianismo sin dolor, sin cruz: aceptar la cruz que nos toca a cada uno. Por eso es importante que podamos responder a la pregunta del Señor."
Después de señalar muchos mensajes que nos proponen "pare de sufrir", totalmente contrarios al evangelio de hoy, el sacerdote insiste en la necesidad de replantearse quién es Jesús en nuestras vidas.
"Cómo nos cuesta entender el sufrimiento, no estamos hechos para sufrir, porque Dios no nos había pensado para el dolor, el dolor entra por el pecado. Cuando nos toca afrontar el sufrimiento, nos cuesta aceptarlo y cuestionamos a Dios el por qué de tanto dolor. Pero no nos tenemos que sorprende cuando aparece la cruz en nuestro camino, porque estamos transitando el camino que nos trazó Jesús, camino de dolor y sufrimiento. Pero hay que tratar de encontrar la dulzura escondida detrás de cada dolor que es siempre un aprendizaje. Cuando pasamos por un dolor muy grande, después con el tiempo nos damos cuenta de todo lo que hemos aprendido de aquel momento difícil que nos tocó vivir.
Pero no tengamos miedo, el Señor nos acompaña siempre y nunca permitirá una cruz más pesada que la que podamos cargar. Pidamos al Señor la Gracia de aceptar la Cruz que tenga preparada para nosotros, y aprendamos de los santos: una santa Carmelita, el día que no tenía alguna prueba, alguna cruz, decía: "Señor, hoy te has olvidado de mi". Que postura tan distinta a la nuestra que tantas veces frente a la menor dificultad decimos "donde estás, Señor, te olvidaste de mí". El Señor, entonces, nos ayude a que estemos dispuestos a aceptar lo que Él quiera de nuestra vida y estemos dispuestos también a aliviar la cruz de nuestros hermanos."
Para finalizar recordó que hoy se lleva a cabo la colecta "mas por menos", una forma de aliviar el sufrimiento de tantos hermanos con nuestro aporte solidario.
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