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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

domingo, 27 de septiembre de 2009

Homilía del Domingo 27 de septiembre

“En este domingo 26º durante el año, las lecturas giran en torno a dos temas.”, comenzó diciendo el P. Javier en su homilía del día de hoy.
Respecto a la primera parte del Evangelio y la Primera Lectura resaltó la importancia de los carismas que cada miembro de la Iglesia tenemos, y cómo se manifiesta el Espíritu en la comunidad, la que, en muchas oportunidades, “reacciona de un modo malo, considerándose una elite, cerrándose a esa experiencia”, no permitiendo que los carismas, los dones del espíritu se manifiesten. A esto Jesús hace una muy dura advertencia: “el que no está conmigo, está en contra; y el que conmigo no junta, desparrama”. Aquí, el Padre aprovecha para hacer catequesis en relación a las sectas: “Muchas veces a esto lo toman las sectas para decir que cualquier grupo religioso está bien, porque invocan el nombre de Jesús, pero eso no es así. Jesús dice el que está conmigo, y las sectas no están con Él, porque presentan los ritos pero después hacen todo lo contrario. Usan la imagen de Jesús o imágenes cristianas como una bandera para atraer, y una vez que uno se metió, esa realidad no se ve.
Si Cristo fijó una doctrina y dejó una Iglesia, todo aquel que se ha separado, desparrama, no está con Jesús”
Luego el sacerdote se refirió a la segunda parte del Evangelio: el escándalo.
Aquí Jesús aplica la pena máxima hebrea para quienes escandalicen a los pequeños, a los que se inician en la fe: “Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran una piedra de moler y lo arrojaran al mar.”
El padre pone de manifiesto varios casos particulares de motivo de escándalo, desde las peleas domésticas entre los miembros de una comunidad; los comentarios malintencionados; los curas “sacando los escándalos sexuales que es una cosa muy mala para la Iglesia. Pensemos cuántas veces yo he sido motivo de escándalo”, dijo.
“Jesús, al aplicar la pena máxima a quienes escandalicen, quiere hacernos ver la gravedad del tema del escándalo. La traduce también al modo personal cuando tomando distintos miembros del cuerpo nos dice que si son motivo de escándalo que se corten, que se saquen. Jesús no está indicando que lo tengamos que quitar físicamente, Él nos dice ¡cuidado con lo que veo y cómo lo veo! ¡cuidado con lo que escucho! ¡cuidado con la lengua!. Esto es prudencia. Hacer un sacrificio: no mirar; no escuchar; no hablar lo que no es conveniente.”
Para finalizar recordó que “somos templo del Espíritu Santo por el Bautismo, y nuestros miembros nos llevan a comunicarnos con Él, y cuando pecamos dañamos ese Espíritu que está en nosotros. Por eso, queridos hermanos, estos sacrificios ayudan al espíritu; y cuando uno está bien espiritualmente, con una asepsia, se traduce a la comunidad y no soy ocasión de pecado para otros u ocasión de escándalo”.

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