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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

domingo, 14 de marzo de 2010

Homilía del 14 de Marzo

"Padre Misericordioso", tallado en
madera existe en la Capilla

En su homilía, después de presentarse como nuevo párroco de la ciudad, el P. Sergio Jacob, se refirió a la importancia del perdón, explicado por Jesús, con su particular pedagogía, a través de la parábola conocida como la del “Hijo Pródigo”, pero que en realidad se trata del “Padre Misericordioso”.
“El perdón no otorgado va quedando y genera en cada oportunidad que se nos presenta, un dolor que no nos deja ser felices.
Dios, porque nos ama, sólo quiere para nosotros que estemos bien, que seamos felices. Para eso tenemos la oración y los sacramentos. Si pensamos en eso cualquier herida y el pecado se pueden superar. Así piensa el Padre Misericordioso del Evangelio de hoy, pero a veces podemos caer en la tentación de pensar y obrar como el hermano mayor: con egoísmo observamos solamente lo negativo de los demás. Hay muchas circunstancias en lo cotidiano de nuestra vida que van a justificar un enojo, un cobrarle la factura, remover viejos pleitos, para seguir remarcando el error y el pecado. De actuar así, obviamente que no vamos a poder ser felices, nuestros chicos van a crecer en un espíritu de constante violencia y agresión. La misericordia está al alcance de nuestra mano y tiene que llegar al otro: dando un consejo, agradeciendo, abrazando y felicitando al otro puedo lograr o cambiar algo en su comportamiento, o en su hacer diario.
Estas actitudes serían las que más nos ayudan a evitar el pecado. El amor nos hace fuertes, y Jesús en la Cruz nos dejó su ejemplo. El amor se convierte en tolerancia, aún cuando el otro se equivoque, aunque el otro tenga pecados. Aún cuando yo me equivoque y siga cayendo en el pecado la Gracia de Dios me sigue fortaleciendo, me sigue alentando.
La predisposición al cambio ayuda. Acercándose a los sacramentos, al Sagrario, colaborando en los grupos de la Capilla, rezando el Rosario, juntándose en alguna casa a rezar por la familia o por un enfermo, participando de la catequesis, sobre todo los chicos perseverando para conocer cada día un poco más a Jesús. Pidamos esta Gracia al Padre que con su infinita Misericordia nos escucha y acompaña siempre. Que así sea.”

Al finalizar la Santa Misa, el P. Sergio, bendijo especialmente a todos los chicos presentes y a sus catequistas.

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