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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

sábado, 15 de mayo de 2010

Este es un verdadero desafío...

La catequesis, de por sí, es un gran desafío permanentemente. La preparación del catequista debe ser constante para dar respuesta, a la luz de la fe, a las inquietante cuestiones de actualidad planteadas por nuestros hijos, además de la firme convicción de lo que se pretende transmitir, para poder así dar seguridad de cuestiones que a veces resultan tan abstractas... pero tan reales a la vez.
Pero un desafío mayor aún es este... transmitir la fe en estas condiciones.


Este es un barrio marginal (en todas sus acepciones: a. periferia, margen. b. marginado, desprotegido) de nuestra querida La Paz. Los chicos (y los grandes) con muy poco (o nada) para vivir, y dos o tres catequistas que desde hace nueve años trabajan en esas condiciones: invierno y verano. En invierno, cobijados por el calorcito del sol de las diez de la mañana. En verano, a la sombra de algún árbol o casa, proyectada por el declinante sol de las cinco o seis de la tarde.

Esto no es impedimento para que todos los chicos de esa pequeña zona tomen su Primera Comunión en nuestra Capilla, para después llegar a ¡la Parroquia! para recibir el Sacramento de la Confirmación.

Poner en valor esta tarea es nuestra responsabilidad. ¡Felicitaciones!. Y que el poder del Espíritu Santo que se prepara a venir sobre todos los Discípulos sea la Fuerza que sostenga y anime a estos CATEQUISTAS (con mayúsculas) y sus “chiquitos”, como ellos los llaman.

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