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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

domingo, 16 de mayo de 2010

Homilía de la Ascensión del Señor

“Esta celebración tiene gran importancia para nuestra fe cristiana y nuestra esperanza”, comenzó diciembre el P. Ricardo hoy en la homilía correspondiente a la Solemnidad de la Ascensión del Señor a los Cielos.
“Jesús ya alcanzó lo que nosotros no podemos todavía alcanzar. Él fue el primero de todos, y nos promete también a nosotros esto mismo: ser elevados junto a Dios en cuerpo y alma. Fue el primero para mostrarnos, demostrarnos, alentarnos y sostenernos en esta misma esperanza.”
Más adelante dijo que podemos comenzar ahora mismo a gozar de lo que será la felicidad eterna cuando nos encontremos glorificados junto al Padre. Los pequeños momentos felices que podemos vivir en esta vida, tenemos que disfrutaros al máximo y eternizarlos, perpetuarlos en nuestra memoria, porque son pequeñas experiencias de lo que nos promete Jesús para la eternidad, donde no habrá un antes ni un después, sólo un presente pleno de gozo y alegría de cara al Padre Todopoderoso.
También explicó lo que muchas veces repetimos sin entender demasiado el sentido: “Jesús está sentado a la derecha del Padre”. En la época de Jesús, y hasta en la edad media, el que estaba a la derecha del soberano era el heredero del trono. Jesús es el Heredero y nos hizo co-herederos al morir por nosotros en la Cruz, con lo que estamos llamados por la Gracia de Dios a compartir su mismo destino.
“Pidamos al Señor que durante esta semana, en esta novena del Espíritu Santo, seamos fortalecidos con la oración, y debemos refugiarnos también en la oración para alcanzar la eternidad, aquello que no depende de nosotros, sino que es un regalo que nos corresponde, no por nuestros méritos, sino por la Vida de Jesús”, finalizó.

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