
“Además, continúo diciendo el Padre Javier, se escuchó una Voz del Cielo que decía «Este es mi Hijo amado, escúchenlo». Era necesaria esta manifestación ante los discípulos para que lo escucharan y creyeran en Él. Él conoce la tentación, y todos somos tentados: tentado fue Abraham, el pueblo de Israel, los mismos apóstoles estando con Jesús. Recuerden a Pedro cuando Jesús le contaba que iba a sufrir hasta morir en la cruz, él le dice “Señor, no lo permitiré” y Jesús le dice “Ve detrás de mí, tus pensamientos no son de Dios”. Todos tenemos esos pensamientos cuando se nos presentan momentos difíciles. Todos tratamos de esquivar la cruz que nos toca llevar cada uno. Nos molesta que se nos presente un Dios en esas condiciones: crucificado. En Europa se prohíbe exhibir cruces. Acá también está llegando esta corriente prohibiéndose colocarlas en los espacios públicos. El demonio intentó separar a Jesús del camino de la Salvación, y no lo logró. Hoy lo intenta con nosotros, por eso nos molesta que alguien haya amado tanto a los hombres dando la vida por nosotros. Pero de todos modos no nos tenemos que quedar con sólo la imagen de la Cruz. Por eso Jesús se Transfigura para que cuando nosotros veamos una cruz no nos desesperemos, porque detrás de la Cruz está el Triunfo de Cristo.
Jesús viene hoy a decirnos lo que les dijo a los apóstoles “No tengan miedo”, porque nosotros, como Él, podemos vencer: vencer el desaliento, el desánimo, la soledad.
Jesús se anticipa a mostrarnos su Gloria para que cuando nos sintamos tentados no nos desanimemos, para cuando sintamos que Jesús está ausente no olvidemos que Él va delante nuestro.
Hermanos, que esta Celebración sea una Luz, y que podamos decir como Pedro: “Que bien que estamos acá”, y nos vayamos transfigurados sabiendo que el Señor venció y que no es un hombre cualquiera… es Dios. Que así sea.”
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