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¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

lunes, 24 de noviembre de 2014

1° Domingo del Tiempo de Adviento - 30 de noviembre de 2014

El tiempo fluye inexorable, y es así que nos encontramos de nuevo al comienzo del año litúrgico con la celebración del 1º Domingo del Adviento. 



El tiempo de Adviento dura cuatro semanas y culmina con la celebración del nacimiento de Jesús. La liturgia de este tiempo está caracterizada por la espera de una venida, de un “adviento”. La actitud propia del Adviento está expresada en este grito del profeta Isaías: “¡Ánimo, no temáis! Mirad que vuestro Dios viene... él vendrá y os salvará” (Is 35,4). Movidos por este certeza, nosotros esperamos que venga Dios a salvarnos. Hoy día es más claro que nunca que el mundo está sometido a la esclavitud del pecado y que de esta esclavitud no puede salvarse a sí mismo. A pesar de todos los adelantos científicos y tecnológicos de nuestro tiempo, perduran la violencia, el terrorismo, la guerra, la corrupción, la pobreza y el hambre en vastos sectores de la tierra, la destrucción de la familia, la pornografía con su cortejo de abusos, etc. Es claro que no podemos esperar ser salvados de todos esos males por algún esfuerzo humano, por muy poderoso que sea. De todo eso no nos puede salvar sino una intervención personal de Dios mismo. Esto es lo que esperamos. La espera de que venga Dios mismo a salvarnos es una actitud esencial de la fe cristiana. Confiando en que sólo una intervención de Dios puede lograr que se establezca la paz en nuestro mundo actual y que la familia, como fundamento de la sociedad, recupere su santidad y unidad, San Juan Pablo II nos pedía el rezo del Santo Rosario por lo que promulgó el "Año del Rosario" desde octubre 2002 a octubre 2003. Se trata de implorar por medio de la plegaria del Rosario esa intervención salvífica de lo Alto.



+ Felipe Bacarreza Rodríguez Obispo Auxiliar de Los Ángeles (Chile)

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