En el año 64 d.C. los cristianos son víctimas de la persecución de Nerón. Éste debía encontrar "chivos expiatorios", ya que se corrían voces de que el incendio de Roma había sido deliberado. Tertuliano escribiría más tarde: "Los paganos atribuyen a los cristianos cualquier calamidad pública, cualquier flagelo. Si las aguas del Tíber se desbordan e inundan la ciudad, si por el contrario el Nilo no se desborda ni inunda los campos, si hay sequía, carestía, peste, terremoto, la culpa es toda de los cristianos, que desprecian a los dioses, y por todas partes se grita: ¡Los cristianos a los leones!”.Las atrocidades de Nerón se sucedieron por más de tres años, siendo asesinados cientos de cristianos. San Pedro es crucificado en el circo romano donde hoy se erige la Basílica en su honor. San Pablo es decapitado en "Acque Galvie" y enterrado en la vía Ostiense. Inmediatamente después de la fiesta de los dos apóstoles, la Iglesia celebra la memoria de los numerosos mártires que no tienen un lugar especial en la liturgia.
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