Son los nombres con que se presentan en la Sagrada Escritura estos tres príncipes de la corte celestial.
Miguel aparece en defensa de los intereses divinos ante la rebelión de los ángeles malos; Gabriel, enviado por el Señor a diferentes misiones, anunció a la Virgen Maria el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y su maternidad divina; Rafael acompañó al joven Tobías cuando cumplía un difícil encargo y se ocupó de solucionar difíciles asuntos de su esposa.
San Miguel, patrono de Entre Ríos
Fue en diciembre de 1851 que Pío IX confirmó a San Miguel Arcángel como Patrono de Entre Ríos, ratificando la decisión de todo el pueblo entrerriano, especificando que cada 29 de septiembre “goce de todos los privilegios y prerrogativas que competen a los Santos Patronos Principales”.
El historiador Juan José Antonio Segura asevera que la devoción a San Miguel en Entre Ríos estaría ligada a la presencia en estas tierras de la Compañía de Jesús. "La devoción al que más tarde sería designado patrono de Entre Ríos venía de muy antiguo. La ciudad estaba enclavada en lo que había sido estancia jesuítica de San Miguel, donde parece hubo un oratorio dedicado al príncipe de los arcángeles", cuenta Segura en Historia eclesiástica de Entre Ríos.
De tal forma que con el tiempo las devociones a San Miguel y a la patrona fundadora, la Virgen del Rosario, llegaron a confundirse que un cura de fuerte presencia en el curato, el deán Francisco Dionisio Alvarez, acunó la idea de llamar a la feligresía a una votación para determinar cuál santo sería patrono de la provincia y cuál otro patrono de la ciudad de Paraná: así se hizo el 1º de enero de 1825, con los resultados conocidos.
La Virgen del Rosario fue desde entonces patrona de Paraná, y San Miguel Arcángel, patrono de la provincia.
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