Titulo

¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

domingo, 22 de agosto de 2010

Homilía 21º Domingo durante el año

El Evangelio del día (Lc 13, 22-30) plantea el interrogante de que cuántos se salvarán. “Es un interrogante –dice el P. Ricardo en su homilía– que de alguna manera está en nuestro inconsciente.”
“Jesús quiere prevenirnos que en este tiempo que nos toca peregrinar por este mundo tenemos la posibilidad de equivocarnos, pero también de arrepentirnos y volver al verdadero camino. Por eso reitera que estemos preparados y por eso dice «traten de entrar por la puerta estrecha», haciendo referencia a las pruebas, las dificultades. Esa puerta estrecha de la soledad, el dolor, los proyectos no alcanzados. Esa puerta estrecha de nuestros propios vicios que quisiéramos desterrar.
Dios nos sacude para que tomemos conciencia que la Vida Eterna sólo se alcanza pasando estas pruebas, estas dificultades, y son por nuestro beneficio. Recordemos el Libro del Génesis donde se nos habla de un Paraíso pero que evidentemente lo perdimos por ejercer la libertad. Lo perdimos con nuestras transgresiones, nuestros errores, nuestra ignorancia, flaquezas y debilidades.
Dios como buen Padre nos aconseja, nos corrige para que no erremos el camino, para que no tomemos un camino fácil, un camino talvez un poco más amplio donde todo esté permitido, porque no es el camino correcto por el que nos podemos desviar y perder. Todo padre corrige a sus hijos, los reprende, se enoja a veces. Dios también hace sentir su corrección para que arribemos a buen puerto. Nos corrige, nos reprende porque nos ama. La corrección por momentos duele pero es por nuestro propio bien. Las dificultades, el dolor, las pruebas en definitiva nos van acomodando para poder pasar por esa puerta estrecha al Reino de Dios.
Todo no es hoy, aquí y ahora. Esa es otra puerta estrecha que debemos pasar. Pareciera que todo debe ser ya, ahora, aquí. Todo es inmediato. Vivimos sobre exigidos por ser perfectos. Pareciera que si no se logra el éxito ya no hay eficacia, nadie nos toma en cuenta, no hay amor. Las consecuencias es una vida sin tranquilidad, sin un momento de paz. Dios nos propone vivir no para hoy, sino vivir para siempre, porque Jesús pagó el precio para que nosotros tengamos una vida para siempre. No vivamos como que todo se termina hoy, aquí y ahora.
Vamos a pedirles al Señor que no prediquemos que la vida es aquí y ahora, sino que la vida es inmortal y esa es la esperanza que nos da Jesús.”

Al finalizar la Celebración, el P. Ricardo dio una bendición especial al matrimonio de Bonifacia (Bonicha) y Leonildo Samateo al cumplir 60 años de casados.
Felicitaciones..!

No hay comentarios.: